La belleza de lo cotidiano
El Instituto de Estudios Almerienses (IEA) publica 'Arquitectura Tradicional' dentro de la colección 'Guías de Almería, territorio, cultura y arte'
Ni la pomposidad de un palacio, ni la majestuosidad de una catedral, ni la grandiosidad de un conjunto arqueológico, los elementos de la arquitectura tradicional despliegan la sencillez de las cosas ordinarias y la humildad del andar por casa. Porque en eso, en el andar por casa reside su naturaleza: son viviendas, artilugios hidráulicos, hornos, molinos, aserraderos, caminos, barriles o ermitas. Almería es la zona andaluza con mayor densidad debido a la multiplicidad de espacios con microclimas distintos, con una variedad que hace única y singular a la provincia frente a la monotonía que presentan otras. Pero -siempre tiene que haber un pero- es un «patrimonio muy amenazado y en ocasiones poco conocido», según sostiene el presidente de la Diputación, Juan Carlos Usero.
Como una llamada de atención sobre la existencia de estos elementos -ejemplos de belleza y funcionalidad- así como sobre su mantenimiento e incluso de su entrada en calificaciones artísticas para su protección sale a la calle 'Arquitectura Tradicional', presentado ayer oficialmente, porque también «la cultura tradicional de Almería es la mejor puerta al mundo', tal como señaló Alfonso Ruiz, coordinador de la colección Guías de Almería, territorio, cultura y arte, del Instituto de Estudios Almerienses (IEA), de la que este libro hace el número quinto. La publicación intenta abarcar el mayor número de temáticas etnográficas a costa de parecer enciclopédica, sin olvidar el rigor científico y con un pretendido carácter divulgativo.
Utilización
Sin sus autores en la gloria de los libros de arte, como los de la denominada culta, la arquitectura tradicional, que cualquier persona sabe detectarla y diferenciarla de su 'compañera' genérica, también tiene sus autores en los maestros albañiles, que en ocasiones fueron o son autoconstructores. Está constantemente en reinvención, influye en la culta -ahí está la incidencia en los movimientos arquitectónicos del siglo XX- y al mismo tiempo se nutre de su 'colega' culta. La arquitectura tradicional dimana de la tierra, se encuentra implicada con el territorio y carece de la planificación, que, en los momentos actuales, constituye una obligación.
El uso aparece como el referente principal y fundamental para la conservación y el mantenimiento. Las viviendas, por una parte, presentan un buen estado de conservación mientras que, por otra, los elementos que han perdido su funcionalidad -prácticamente el resto de este patrimonio- se encuentran en unas condiciones muy malas. Es la consideración aportada por Juan Salvador López, uno de los coordinadores de la publicación. Se considera que las administraciones, en primer lugar los ayuntamientos, deberían incluir estos elementos en sus planes generales de ordenación urbana.
Un año
Se defiende incluso que los elementos de la Arquitectura Tradicional, por separado o en conjuntos, puedan adquirir alguna de las consideraciones artísticas que contempla la normativa vigente. De hecho, hay estudios e incluso decisiones concretas en esa dirección tanto de profesionales como de la Delegación de Cultura, o de ambos conjuntamente, y en parte están recogidos en el libro. Más aún, también pasos específicos. La singularidad de la arquitectura de la Sierra de Filabres (Olula de Castro, Senés y Velefique) cuenta ya con una declaración de Bien de Interés Cultural (BIC). Constituye un ejemplo de 'arquitectura negra' por el uso de pizarra, único en toda Andalucía. El Cortijo del Fraile, por otra parte, está a la espera de conseguir la declaración de 'sitio histórico' y de incluirlo en el tríptico lorquiano junto con Fuentevaqueros y la Huerta de San Vicente. Estas declaraciones conllevan una especie de 'estatuto jurídico' para estas construcciones.
'Arquitectura tradicional' es el resultado del esfuerzo realizado durante un año por un equipo bajo la coordinación de Juan Salvador López y Juan Antonio Muñoz. El contenido de la publicación, interesante por sí mismo, pero que además se acompaña de un soporte gráfico importante, se encuadra en un atractivo diseño y se presentado de una manera amena, permite adelantar el éxito de los 3.000 ejemplares editados.
El apoyo de Construcciones Tejera, del Grupo Tejera, se contempla, desde otra perspectiva, como decisivo para sacar adelante la publicación, aunque José María Tejera consideró que la aportación era «un granito de arena» para sacar a la luz «un tema tan apasionante», apoyada en la «obligación de mantener y recuperar el legado de nuestros antepasados».
Como una llamada de atención sobre la existencia de estos elementos -ejemplos de belleza y funcionalidad- así como sobre su mantenimiento e incluso de su entrada en calificaciones artísticas para su protección sale a la calle 'Arquitectura Tradicional', presentado ayer oficialmente, porque también «la cultura tradicional de Almería es la mejor puerta al mundo', tal como señaló Alfonso Ruiz, coordinador de la colección Guías de Almería, territorio, cultura y arte, del Instituto de Estudios Almerienses (IEA), de la que este libro hace el número quinto. La publicación intenta abarcar el mayor número de temáticas etnográficas a costa de parecer enciclopédica, sin olvidar el rigor científico y con un pretendido carácter divulgativo.
Utilización
Sin sus autores en la gloria de los libros de arte, como los de la denominada culta, la arquitectura tradicional, que cualquier persona sabe detectarla y diferenciarla de su 'compañera' genérica, también tiene sus autores en los maestros albañiles, que en ocasiones fueron o son autoconstructores. Está constantemente en reinvención, influye en la culta -ahí está la incidencia en los movimientos arquitectónicos del siglo XX- y al mismo tiempo se nutre de su 'colega' culta. La arquitectura tradicional dimana de la tierra, se encuentra implicada con el territorio y carece de la planificación, que, en los momentos actuales, constituye una obligación.
El uso aparece como el referente principal y fundamental para la conservación y el mantenimiento. Las viviendas, por una parte, presentan un buen estado de conservación mientras que, por otra, los elementos que han perdido su funcionalidad -prácticamente el resto de este patrimonio- se encuentran en unas condiciones muy malas. Es la consideración aportada por Juan Salvador López, uno de los coordinadores de la publicación. Se considera que las administraciones, en primer lugar los ayuntamientos, deberían incluir estos elementos en sus planes generales de ordenación urbana.
Un año
Se defiende incluso que los elementos de la Arquitectura Tradicional, por separado o en conjuntos, puedan adquirir alguna de las consideraciones artísticas que contempla la normativa vigente. De hecho, hay estudios e incluso decisiones concretas en esa dirección tanto de profesionales como de la Delegación de Cultura, o de ambos conjuntamente, y en parte están recogidos en el libro. Más aún, también pasos específicos. La singularidad de la arquitectura de la Sierra de Filabres (Olula de Castro, Senés y Velefique) cuenta ya con una declaración de Bien de Interés Cultural (BIC). Constituye un ejemplo de 'arquitectura negra' por el uso de pizarra, único en toda Andalucía. El Cortijo del Fraile, por otra parte, está a la espera de conseguir la declaración de 'sitio histórico' y de incluirlo en el tríptico lorquiano junto con Fuentevaqueros y la Huerta de San Vicente. Estas declaraciones conllevan una especie de 'estatuto jurídico' para estas construcciones.
'Arquitectura tradicional' es el resultado del esfuerzo realizado durante un año por un equipo bajo la coordinación de Juan Salvador López y Juan Antonio Muñoz. El contenido de la publicación, interesante por sí mismo, pero que además se acompaña de un soporte gráfico importante, se encuadra en un atractivo diseño y se presentado de una manera amena, permite adelantar el éxito de los 3.000 ejemplares editados.
El apoyo de Construcciones Tejera, del Grupo Tejera, se contempla, desde otra perspectiva, como decisivo para sacar adelante la publicación, aunque José María Tejera consideró que la aportación era «un granito de arena» para sacar a la luz «un tema tan apasionante», apoyada en la «obligación de mantener y recuperar el legado de nuestros antepasados».
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